martes, 1 de octubre de 2013

tomatelá

-Tomatelá!, le dijo al nene cuando rompió la cama junto a su hija, y los dos se reían no se sabe si nerviosos o divertidos por lo nerviosa que se puso ella ante la cama rota. Después de eso hubo toda una discusión acerca de que no debería haberle hablado así a un niño pequeño, que era violento decirle:-tomatelá. Ella no lo sentía así, pero quedó pensando cómo a veces lo que no es violento para uno, puede serlo para otro. El nene se ofendió bastante, pero aún no sabe si fue por la "violencia" de la palabra, por el enojo reflejado en su cara o por toda la situación de reclamos que hubo después, de la cual él palpitó algo.
Bastante después de eso, mientras regaba sus plantas, dos perros (uno grandote y un salchicha) acompañaban a los vecinos de enfrente, que lavaban un auto. Los gatos, como siempre a la hora de la siesta, se asoleaban al lado del cantero de la entrada. Los perros empezaron a corretear por el pasaje, jugando entre ellos primero. Después empezaron a ladrar a los perros de al lado, que como se sentían en inferioridad de condiciones por estar encerrados, se pusieron como locos. Los gatos, nada. Ni se inmutaban (cosa que la ponía siempre nerviosa, que no presintieran el peligro que implican los perros cerca). Los dueños de los perros, nada. Claro, los gatos no eran de ellos. Los ladridos y las corridas seguían y al final lograron que interviniera y tratara de echar a los perros. El más grande se fue enseguida, pero el salchicha, en lugar de irse, se acercaba a la mujer y le ladraba, enojado. Ella siguió echándolo mientras los "dos salames" seguían lavando el auto. Al final, ya harta, le mandó un:"-tomatelá"! y ahí, la chica llamó a su perro y los entró a los dos. Le comentó al chango:-la señora le dijo "tomatelá", y los dos se rieron.
Pasó otro tiempo hasta que se descubrió diciéndole:-"tomatelá", a un gato ajeno que trataba de comerles la comida a sus gatos del Concejo. Se acordó de los eventos anteriores y se preguntó qué tendría de especial esa palabra, por qué impactaba tanto que la dijera. Entonces, buscó el significado.Parece que es un modismo argentino que significa "andate", pero depende de cómo lo decís se puede tomar bien o mal. Hay quienes consideran que es una expresión impertinente, y quizás lo sea. Bueno, era nada más que eso, contar por qué, a veces, considera oportuno y pertinente decir:-Tomatelá!

2 comentarios:

  1. hay veces que un tomatela es lo mejor que se puede decir

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  2. ay recién leo el texto! el nene igual te quiere y yo también. creo que le temo más a un "milagro" cuando sale de tu boca que a un tomatelá aunque ahora que resuena en mi cabeza no sé bien, jiji.

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